En el sector de artículos de descanso existe una situación complicada, con la incógnita del qué va antes: el huevo o la gallina, es decir, qué es prioritario resolver en la actual situación que ya se da, con la generación de los 4 millones de colchones anuales que se convierten en residuo al renovarse anualmente el parque nacional de este producto. Los llamados colchones “fuera de uso”, o CFUs, son un quebradero de cabeza para entidades locales y vertederos, hasta ahora, pero en breve lo será para fabricantes y distribuidores. El futuro normativo permite visualizar que las obligaciones como productores de producto en el territorio nacional les pondrá en situación de actuar. Nosotros proponemos anticipar lo que será exigido por norma en los próximos años en la correcta gestión y financiación de estos residuos, previendo el desarrollo de sistemas, individuales o colectivos, de responsabilidad ampliada del productor para el sector.
Aplicando lo que ya ocurre en otros sectores y productos, el futuro Real Decreto que abarque estos residuos de productos (que tardará aún en llegar, pero tendrá que ver la luz en los próximos años) estará incluido o no como parte de la normativa de gestión de residuos de muebles y enseres. Y decimos o no, porque ya se escucha la posibilidad de crear una norma específica para la gestión exclusiva de colchones, dadas sus característica, componentes y circuitos de venta.
El futuro reglamento de gestión para los CFUs tiene varias problemáticas, sustanciales y relevantes a la hora de afrontar su futura correcta gestión. La principal y más visible es su gran volumen en cantidad y lo evidente que es esta situación dado su habitual destino final. Ocupa el espacio en las calles, ocupa y provoca el problema evidente en el acúmulo en vertederos, lugar final para la mayoría de las unidades, y genera un conflicto para la administración local que ha de cumplir con la correcta gestión. Este primer y complejo asunto es consecuencia del devenir de la gestión actual y requiere una atención prioritaria.
En segundo lugar, la correcta gestión de las fracciones principales, es decir, tejidos externos de las fundas protectoras (en muchas ocasiones con multicomponentes y capas, que impiden una fácil manipulación o gestión), materiales de todo tipo en la composición del cuerpo (cada vez menos látex, que veremos paulatinamente desaparecer en unos años, con el auge de otros materiales como espumas técnicas) y la parte de los componentes metálicos (muelles) que contienen la mayoría los denominados colchones de muelles ensacados.
Por otro lado, está el punto en el que se encuentra la innovación y el desarrollo (en materiales fundamentalmente), las técnicas de separación y tratamiento mecánico y las tecnologías aplicadas al tratamiento químico de componentes. Es decir, es crucial la correcta gestión de los materiales, no solo mecánica sino también química y es en este terreno donde se están dando pasos en la dirección correcta. Entre otras ventajas, se observa que, si bien el tratamiento mecánico afecta generalmente a la calidad de los materiales resultantes, en el campo del tratamiento químico se podrían lograr materiales de tratamiento “infinito” que admiten obtener compuestos a escalar molecular que serían reincorporadas en procesos productivos sin esa parte negativa de la pérdida de calidad.
Además de esto, hemos de ser conscientes de la dimensión y número de plantas para el necesario paso previo de pretratamiento. Se requiere una cantidad significativa de plantas especializadas que permitan que estos CFUs sean previamente preparados como materiales susceptibles de recibir otros tratamientos y/o ser empleados en procesos productivos como materia reciclada (por ejemplo, la creación de planchas para aislamiento térmico-acústico para la construcción o servir de relleno para otros fines en diferentes industrias como la automoción o el transporte).
Así pues, se plantea un horizonte aparentemente lejano, pero en el que han de ir de la mano y al unísono el desarrollo tecnológico; la correcta gestión de la masa de residuos de colchones fuera de uso; el control de la información sobre el mapa geográfico y la trazabilidad del dato para lograr el objetivo; la capacidad de creación y gestión del número de plantas disponibles por parte de los gestores de residuos para absorber y proceder tanto con el pretratamiento necesario para la separación de fracciones como para la gestión final de dichas fracciones y los proyectos de desarrollo e innovación sectoriales que puedan dar uso a estos materiales resultados, bien sea para el propio sector, bien para diferentes destinos de mercado.
Así pues, hablamos de reducir, pero también de reutilizar (destino a colectivos sociales), eco diseñar producto con mejor capacidad de ser reciclado al final de sus 10 años de uso de media y lograr una fácil gestión en el pretratamiento para ser valorizado y reinsertado en procesos productivos al usarse como materia prima para nuevos colchones o para otro tipo de productos y, si no es posible, al menos sí aspirar a la máxima reducción de los componentes que acaben en vertedero o incinerados para generar energía calorífica. Un reto magnífico que no deja indiferente a los que creemos en la correcta gestión medioambiental y por lo que estamos atentos a todas las mejoras y avances que puedan lograrse en los próximos meses y años. Esperamos que sea una realidad que resuelva esta problemática para el sector.