Los directores ejecutivos reconocen cada vez más el imperativo ecológico. Entienden que en las próximas décadas, la sostenibilidad ambiental impulsará los aspectos centrales de sus negocios: financiación, portafolio y diseño de productos, cadena de suministro, ventas y posventa, marca, compras e incluso la huella ambiental sobre la producción. De hecho, algunas empresas ya están vinculando los salarios de los ejecutivos a los objetivos climáticos.
Sin embargo, según el último informe de progreso del Pacto Mundial de las Naciones Unidas, menos del 25 por ciento de las empresas encuestadas consideran que sus esfuerzos para combinar las políticas de cambio climático en sus estrategias generales van por buen camino.
Pero incluso en las empresas que han establecido objetivos explícitos de reducción del impacto ambiental, tienen que luchar por equilibrar las presiones de costes a corto plazo con objetivos estratégicos a largo plazo. Es por ello que para muchos sigue siendo una tarea difícil.
Entonces, ¿cómo pueden las empresas industriales avanzar en sus objetivos de sostenibilidad mientras operan de manera rentable?
Hay muchas vías para seguir estrategias sostenibles, pero quizás la más poderosa sea incorporar la sostenibilidad a la fabricación.
Durante muchos años, las empresas han contratado el tratamiento de sus desechos a empresas de recogida, gestión y tratamiento de residuos simplemente para cumplir con los requisitos legislativos. Sin embargo, muchas no se han planteado la opción del aprovechamiento o la minimización de residuos, que implicaría reducir el consumo de recursos y el uso de energía durante la fabricación, la alineación con las nuevas políticas basadas en la economía circular y a la vez una oportunidad de ahorro de costes.
Se trata de fabricar lo mismo aprovechando mejor los recursos y produciendo una menor cantidad de residuos.
Usualmente la minimización de residuos requiere conocimientos en el proceso de producción, seguir los materiales desde su extracción hacia su vuelta a la tierra y conocer detalladamente la composición del residuo. Es por ello que se requiere de un trabajo conjunto entre profesionales de la industria y expertos en gestión medioambiental.
En Heura somos especialistas en integrar soluciones sostenibles en los procesos de negocio existentes. Y es la minimización de residuos en la industria puede ser muy positivo para la rentabilidad y la reputación de una empresa.
Otro paso más sería poder analizar no sólo la optimización de los desechos y el coste del tratamiento, sino también el impacto potencial sobre el medio ambiente de un producto en cada etapa de su ciclo de vida e intentar reintroducir los desechos que genera de nuevo en el ciclo productivo avanzando así hacia una economía circular.
Y es que probablemente la mejor forma de ser sostenibles es imitar a la naturaleza, donde el residuo de un sistema se convierte en nutriente para otro. Nada se desperdicia. Nada es un residuo.