RAP Responsabilidad ampliada del productor, Residuos y subproductos

El nuevo Real Decreto sobre residuos textiles: un cambio necesario para una realidad insostenible

decreto sobre residuos textiles

La publicación del borrador del Real Decreto que regulará la gestión de residuos textiles y de calzado en España marca un antes y un después en la política ambiental de residuos. Esta futura norma es una respuesta contundente a una situación que se ha vuelto crítica: la generación de residuos textiles no deja de aumentar, mientras su tratamiento sigue siendo ineficiente, escasamente estructurado y con tasas de valorización marginales.

El texto del borrador del decreto sobre residuos textiles propone la implantación de un sistema de Responsabilidad Ampliada del Productor (RAP) que obliga a las empresas que ponen en el mercado textil o calzado a financiar y organizar su recogida, tratamiento, preparación para la reutilización y reciclado. La norma también prevé objetivos ambiciosos de reducción, reutilización y recogida separada, así como mecanismos para fomentar el ecodiseño y la circularidad.

Este marco normativo, que se encuentra todavía en fase de borrador, representa una oportunidad para transformar estructuralmente un flujo de residuos históricamente abandonado y plantea retos significativos para productores, distribuidores, administraciones locales, empresas gestoras y actores sociales.

Lo más destacado del borrador del decreto sobre residuos textiles: objetivos, obligaciones y oportunidades

1. Una RAP ambiciosa y modulada por criterios ambientales

El Real Decreto sobre residuos textiles establece que los productores deberán asumir plenamente los costes de recogida, clasificación, preparación para la reutilización y reciclaje de los productos que comercializan.

Se introduce un sistema de contribución financiera modulada, que tendrá en cuenta:
– La durabilidad del producto.
– Su facilidad de reparación y reciclaje.
– La presencia de materiales peligrosos o mezclas incompatibles.
– La existencia de prácticas de sobreproducción o moda rápida.

2. Objetivos claros y medibles para la recogida y reutilización

El texto fija metas exigentes para los próximos años:
– Recogida separada: al menos el 50 % de los residuos textiles deberán recogerse por canales separados en 2030, y el 70 % en 2035.
– Reutilización: como mínimo el 20 % de lo recogido separadamente deberá prepararse para la reutilización en 2030 (35 % en 2035).
– Prevención: el peso total de los residuos generados deberá reducirse un 5 % en 2030 y un 10 % en 2035 respecto a los niveles de 2027.

3. Prohibición de destruir excedentes y transparencia en la información

El borrador prohíbe expresamente la destrucción, incineración o eliminación de textiles no vendidos, con el objetivo de combatir el desperdicio y la cultura del descarte. También introduce la obligación, para grandes comercios y plataformas online, de informar a los consumidores sobre los puntos de recogida y sobre la posibilidad de reutilización o reparación de sus productos.

Una reflexión imprescindible: cuatro flujos, cuatro lógicas, un solo marco legal

Ropa doméstica

La ropa doméstica incluye prendas de vestir utilizadas en el entorno del hogar, como camisetas, pantalones, vestidos, chaquetas, ropa interior, calcetines y otras prendas personales de uso cotidiano. Se caracteriza por estar confeccionada principalmente con fibras textiles convencionales como algodón, poliéster y mezclas, y en muchas ocasiones sigue siendo funcional en el momento del descarte. Esto hace que sea un flujo especialmente relevante para estrategias de preparación para la reutilización, en colaboración con entidades sociales o mercados de segunda mano. La mezcla de ropa doméstica con residuos más voluminosos o técnicos (como ropa de cama o calzado) puede reducir su valor y añade costes de clasificación posterior.

Textil de hogar

Se trata de ropa de cama, cortinas, toallas, mantas o prendas de vestir desechadas en el ámbito doméstico. Son residuos generados en el hogar, de gran volumen, baja densidad y generalmente compuestos por fibras naturales o mezclas sencillas como algodón-poliéster. Su gestión debe seguir la lógica de los servicios municipales de recogida, con contenedores específicos en vía pública o puntos limpios y acuerdos entre ayuntamientos y SCRAP.

Calzado

El calzado, aunque también desechado a menudo por los ciudadanos, requiere un tratamiento radicalmente distinto. Su mezcla de materiales (goma, suela EVA, cueros, textiles, adhesivos) lo convierte en un residuo complejo de desmontar y clasificar. La recogida conjunta con otros textiles domésticos comprometería la calidad del resto del material y encarecería el tratamiento. La solución óptima pasa por la recogida directa en puntos de venta, logística inversa y sistemas de clasificación específicos.

Textil laboral

Uniformes, vestuario técnico o EPI se generan en centros de trabajo bajo condiciones muy distintas. Están fabricados con fibras técnicas especializadas, a menudo tratadas con químicos ignífugos o impermeables. Por razones de seguridad, higiene y trazabilidad, su tratamiento debe realizarse por circuitos cerrados, gestionados por empresas especializadas o en colaboración con los propios poseedores de los residuos.

Las ventajas de separar los circuitos: eficacia, economía y responsabilidad

Aunque a primera vista parece más eficiente juntar todos estos residuos en un solo canal de recogida, tenemos experiencias en la recogida conjunta para otros flujos que ha generado barreras a la hora de obtener valor del flujo residual recogido. Diseñar sistemas de recogida específicos para cada flujo de residuo textil no es una complicación innecesaria, sino una necesidad estratégica.

Las ventajas de operar con circuitos diferenciados son claras:
– Eficiencia económica.
– Mayor calidad del reciclaje.
– Seguridad y trazabilidad.
– Mejor modulación de tarifas.

El decreto sobre residuos textiles: un paso decisivo hacia la circularidad

El borrador del Real Decreto marca un hito en la gestión de residuos textiles y de calzado en España. Es una herramienta necesaria y valiente para reconducir uno de los flujos más desatendidos hasta la fecha. Pero para que sea realmente eficaz, debe implementarse con una visión operativa clara: no todos los textiles son iguales y no deben gestionarse como si lo fueran.

Desde HEURA, creemos firmemente que las normas RAP deben desarrollarse allí donde existen problemas reales de gestión, como es el caso del textil, y deben adaptarse a las características específicas de cada flujo. Solo así podremos avanzar hacia un modelo de economía circular que sea realmente transformador, eficiente y justo.

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