Las empresas se enfrentan a un nuevo contexto social donde el consumidor empieza a dar cada vez más valor a la sostenibilidad empresarial, es decir, a aquellas empresas que crean valor económico, medioambiental y social a corto y largo plazo, contribuyendo de esa forma al aumento del bienestar y al auténtico progreso de las generaciones presentes y futuras, en su entorno general.
Es por ello que muchas empresas de alimentación y bebidas son cada vez más conscientes del valor comercial y la responsabilidad de ser sostenibles.
La industria agroalimentaria se empieza a preocupar sobre su impacto social y ambiental. Son empresas que invierten en poner su granito de arena en lo que llamamos Implantación de la Economía Circular. La Implantación de la Economía Circular no es simplemente «tener bien” abordado en los procesos de negocio existentes el tema medioambiental por motivos legales.
Más bien, la Implantación de la Economía Circular es una nueva forma de pensar acerca del gobierno corporativo. Implementado correctamente, abre nuevas posibilidades para el crecimiento del negocio.
Y es que modelo de producción industrial que se utiliza en muchas empresas para producir y distribuir gran parte de los alimentos no utiliza los recursos de manera totalmente eficiente, lo que conlleva problemas asociados. Por ejemplo, entre un tercio y la mitad de los alimentos se desperdician, y la forma en que se producen causa una degradación natural generalizada.
Dicho de manera concisa, el sistema de producción actual en muchas empresas de la industria de la alimentación y las bebidas funciona con un modelo lineal de desperdicio con muchas oportunidades perdidas, y los consiguientes impactos sociales y ambientales negativos.
Los 6 beneficios de la Economía Circular en la Industria Agroalimentaria de un vistazo:
- Cumplir con la legislación ambiental ahora y en el futuro evitando el pago de sanciones e indemnizaciones por incumplimiento de las regulaciones.
- Hacer que los procesos sean más eficientes usando menos energía y recursos. Cuando una empresa consume menos, gasta menos. La empresa no solo mejora su balance final, también reduce su huella ambiental.
- Obtener nuevos recursos procedentes de residuos. Se trata de la obtención de materias primas partiendo de subproductos. Por ejemplo, la pectina, un subproducto procedente de la producción de zumo de manzana.
- Evitar dañar la reputación con los clientes y el público en general. El éxito a largo plazo de una empresa puede depender más de la reputación que del desempeño financiero. La gente está cada vez más preocupada por las cuestiones ambientales. Esperan que las empresas sean transparentes y responsables.
- Mantener el ritmo de la demanda de los consumidores. Los nuevos consumidores somos cada vez más sensibles al impacto ambiental y social de los productos alimentarios que compramos. Para mantener el éxito, las empresas de alimentación y bebidas deben demostrar que sus procesos de producción sean sostenibles, y sus cadenas de suministro éticas.
- Desarrollar nuevos mercados para productos y servicios verdes. La “sostenibilidad” de un producto se refiere no solo a su carácter social e impacto ambiental durante la producción, sino también a qué ocurre durante y después del uso del producto. La alimentación sostenible no tiene pinta de ser una moda pasajera, sino que ha venido para quedarse. Para algunos segmentos de consumidores (por ejemplo, los amantes de la salud y la sostenibilidad), estas preocupaciones forman parte de su vida cotidiana, y por lo tanto un factor importante en sus decisiones a la hora de agregar un producto a la cesta de la compra.
Desde Heura disponemos de más de 15 años de experiencia para ayudar a empresas de alimentación y bebidas a integrar soluciones sostenibles en los procesos de negocio existentes.
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